En 1997 había ingresado a la Vocacional 9 del IPN, para mí, esa escuela era la de mayor renombre y por lo tanto pequé de una gran soberbia al saberme parte de ella. Sin embargo, reprobé todas las materias del primer semestre. A lo lejos creo que fueron dos asuntos que fueron la semilla para no haber sido medianamente regular: acababa de terminar mi horrible paso por la secundaria donde sufrí acoso escolar y era la primera vez que tomaba clases por la tarde. Cualesquiera que hayan sido los motivos para tremendo tropezón de mi vida, no me sentí a gusto para nada en esa escuela.

Mis papás, al enterarse de mis calificaciones, me dieron la opción de seguir estudiando en la Vocacional 9 o entrar a otra preparatoria. Me decidí por la segunda opción y en 1998 ingresé al CECyTEM. Allí me fue mejor y llevé a buen terminó esta etapa de mi vida. Cuando se acercaba el momento de entrar a la universidad, yo tenía el gran conflicto de qué iba a estudiar y en dónde. La UNAM acababa de salir de la Huelga de 1999 y yo no quería volver a saber nada del IPN. Parecía que lo mejor era entrar al IPN, y me consternaba. Un día mi papá llegó con la convocatoria de la Universidad Autónoma Metropolitana. Para empezar yo no sabía que existía y como buen ignorante hice comentarios como "universidad patito" para referirme a ella.

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El examen de ingreso

En aquel momento el registro se tenía que hacer en la Alberca Olímpica de la Ciudad de México. Yo no sabía ni cómo llegar, pero me fui con Rodrigo, amigo de la preparatoria, e hicimos el registro. Para ese momento yo sabía que la licenciatura en computación e ingería en electrónica eran carreras de alta demanda. Así que para querer verme inteligente, mi plan era entrar a ingeniería biomédica y, si no me gustaba, cambiarme a la licenciatura en computación. Con los nervios, cuando me preguntaron la carrera de mi elección, sólo contesté "licenciatura en computación". Ya que iba saliendo de las instalaciones me llegó la duda de qué había respondido, así que revisé los papeles que me habían dado: Licenciatura en Computación. Me angustié.

El día del examen fue un sábado. Recuerdo que fue por Azcapotzalco en alguna preparatoria. Como lo viví fue que pasaron las tres horas del examen y yo no había contestado ni la mitad de las preguntas del examen. La persona encargada de cuidarnos durante el examen nos pidió cerrar el cuadernillo con las preguntas y nos comentó que eso no impedía seguir llenando la hoja de respuestas. Así que utilizé el viejo y bien conocido "Ave María, dame puntería" y llené la hoja de respuestas. Lo sentí como una gran derrota ya que en verdad me estaba esforzando en tratar de responder bien ese examen.

Los resultados fueron publicados en el periódico y de todas las personas de la preparatoria (turno matutino) que hicimos examen, sólo yo ingresé a la UAM. Me comenzaron a tratar distinto en la preparatoria, me daba la sensación que me consideraban un genio, y para mi parecía un chiste después de como llené la hoja de respuestas.

Comienzos

Después de realizar todo el trámite para quedar formalmente inscrito nos citaron unas semanas antes del inicio del ciclo escolar. El motivo de esto era darnos un curso propedéutico de matemáticas (precálculo) para minimizar las deficiencias que tuvieramos. Este curso duró dos semanas y al grupo en el que estaba lo proporcionó la Doctora María de Lourdes Palacios Fabila. Yo no sabía qué esperar, pero definitivamente ese curso me ayudó a integrarme de forma más fácil a la universidad. En aquel curso se presentó un momento histórico de EEUU: el 11 de Septiembre del 2001. Fue un tema del que se habló en la clase ese día.

Las primeras materias que tomé fue Cálculo Diferencial, Mécanica I e Introducción a la Computación. También conocí a unos de mis primeros amigos en la universidad: Hiram. No conecté para nada con los demás alumnos de computación de mi generación. También aprendí a moverme por la ciudad de manera autónoma.

Era el momento de conocer el "mundo".

Mi experiencia en la UAM

No estoy orgulloso de platicar que hice la licenciatura en diez años. Sin embargo, esos años no fueron dedicados exclusivamente a la carrera en la UAM: un año fuera por estudiar en la UAEH, año y medio por estar trabajando de tiempo completo en un banco, y en los últimos años tenía que trabajar y estudiar. Al final no pude ir más rápido debido a que las materias que me faltaban estaban seriadas y sólo podía tomar dos materias por trimestre.

Uno de los habitos que tuve que integrar en mi vida fue el de estudiar. Lo digo porque en mis etapas escolares previas no lo tenía que hacer. Vaya, fue una etapa que en verdad me hizo crecer y madurar en muchos aspectos de mi vida.

Amistades

No todo fue ser un ñoño que se la pasaba todo el tiempo estudiando, al contrario, me daba mi tiempo para disfrutar otros aspectos de la vida. Por ejemplo, yo estaba en mi etapa de malabarear y me gustaba mucho jugar con el devilstick. Yo llevaba el mío y jugando este fue que conocí a Hiram, ya que él iba de chismoso a la materia de Introducción a la Computación y me comenzó a hablar. Más adelante, encontré al que me vendió y me enseñó a jugar con el devilstick: Mizraim. Justo estas dos amistades eran el primer círculo universitario con el que conviví.

Dos de mis mejores amigos de la vida los conocí por la materia Método Experimental I. Allí hice equipo con Carlos M. y sufrimos la práctica en la que tuvimos que medir el tamaño de muchos balines con el objetivo de hacer estadística básica. Fue el mismisimo infierno. Cuando salíamos de la clase (más dormidos que con juventud), a Carlos M. lo esperaba Carlos A. porque se iban a tomar la clase de Fundamentos Matemáticos de la Computación. Así que en ese momento comencé a convivir con ellos. En esos momentos era más casual todo, no parecía que tuvieramos algo en común y menos sabía que iba a haber una amistad tan bonita. Pasaron algunos ciclos escolares para irnos encontrando, conociéndonos y saber que había una química bien divertida entre los tres. Y una vez que nuestros caminos ya no eran tan cercanos, saber que nos queríamos.

Profesores

Algo que me encantó es encontrar a gente tan brillante y que lograban explicar de forma muy hermosa lo que sabían. Ellos lograron que en mi paso por la licenciatura me enamorara de la computación (como ciencia).

Entre las profesoras y profesores que más recuerdo están:

  • Dra. María de Lourdes Palacios Fabila con quien tomé el Curso propedéutico y Cálculo Integral. Definitivamente fue la mejor bienvenida que tuve para la universidad.
  • Dr. Antonio Aguilar Aguilar que me dió Ondas y rotaciones y que fue la inspiración de querer ser profesor (cosa que no he hecho).
  • Dra. Annik Vivier Jegoux con quien cursé Estructutura de la Materia.
  • Mtro. Hans Luis Fetter Nathansky con quien tomé las materias de Matemáticas discretas y Programación lineal. Sus explicaciones eran estupendas y sencillas, pero los exámenes eran muy pesados.
  • Dr. Miguel Angel Pizaña con quien tomé Combinatoria y Teoría Matemática de la Computación y sus explicaciones que podían terminar en analizar las votaciones (esas donde ganó Felipe Calde-ron) o hablar de que si las computadoras tuvieran memoria RAM infinita tendríamos un pozo negro.
  • Mtro. Óscar Yáñez Suárez que me dió Diseño lógico y donde me encantó darme de topes al configurar un FPGA.
  • Dr. Miguel Ángel Gutiérrez Andrade que me dió Análisis de Algoritmos donde me explicó todo lo necesario para saber de qué se trataba una de las grandes incognitas de la computación: ¿Es P = NP o P != NP?
  • Dr. Luis Martín Rojas Cárdenas con quien tomé Arquitectura de computadoras y realicé mi Proyecto terminal que fue de hacer software para monitorear servidores y una aplicación web con C++ para una computadora empotrable (que no se dice "embebida").

Álgebra abstracta

Esta materia merece una mención especial. Por esta materia casi pierdo mi calidad de alumno. Resulta que en la UAM hay cinco oportunidades para pasar una materia: dos en curso regular y tres en examen de recuperación (extraordinario). Yo tomé dos veces seguida con el mismo profesor y las reprobé. Después hice un examen de recuperación que definitivamente salió mal. Después de esto fue cuando comencé a trabajar y a alejarme de la escuela. Intenté estudiar en ese lapso, pero siempre me complicaba y me aburria al comenzar con la definición de grupo y a partir de eso me perdía con los siguientes temas. Hasta el cuarto intentó me llegó la sabiduría de que el kernel de un grupo era un conjunto (yo siempre me imaginaba que era un sólo elemento) y pasar ese examen con una S (suficiente), es decir, lo más básico para demostrar que uno sabe. Así que no vayan a preguntarme si el kernel es también un grupo.

Mi alma mater

Definitivamente mi paso por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa es una de las experiencias más significativas de mi vida. Agradezco infinitamente mi andar por sus edificios, pasar mis ratos libres en los pastos del edificio D, los sanwiches de $1.50, los Carlos con las tardes de fútbol perdiendo con adolescentes y leyendo nuestros horóscopos de el periódico El Gráfico y su acercamiento al conocimiento humano.

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¡¡¡Muchas gracias, UAM!!!